El panorama ambiental del siglo XXI es alarmante. El cambio climático, cuyos impactos significativos en los ecosistemas y las comunidades humanas han sido ampliamente documentados por el IPCC del 2021. La contaminación de afluentes, que ha llevado a una disminución acelerada de servicios ecosistémicos esenciales, la degradación de ecosistemas vitales, la pérdida de biodiversidad y la expansión urbana; que contribuye al deterioro ambiental y al aumento de la huella ecológica, resaltan la importancia de implementar un modelo de desarrollo sostenible.
Estas prácticas deben permitir la adaptación a escenarios de cambio y la corrección de impactos producidos por la acción antrópica.